Liber LXI

vel Causae

La Lección Preliminar

En nombre del Iniciador, Amen.
1
En el comienzo era la Iniciación. La carne no daba nada; la mente no daba nada; aquello que desconoces y que está encima de éstos, firmemente equilibrado, daba vida.
2
En todos los sistemas religiosos encontraremos un sistema de Iniciación que puede ser definido como el proceso por el cual un hombre aprende a llegar hasta la Corona.
3
Aunque ninguno puede comunicar el conocimiento, o el poder para lograr esto que llamaremos la Gran Obra, es posible para los iniciados guiar a otros.
4
Cada hombre debe superar sus propios obstáculos, exponer sus propias ilusiones. Al tiempo otros podrán ayudarlo a hacer ambas cosas y así poder evitar muchos de los falsos caminos que a ningún lado llevaran y que tentarán a los pies cansados del peregrino inexperto.
5
Ahora, la Gran Obra es una, y la Recompensa es una, por mas diversos que sean los símbolos con los que lo innombrable se reviste.
6
Escucha entonces la historia del sistema que esta lección te da la oportunidad de investigar. Escucha con atención, la Gran Orden solo golpea una vez en cada puerta. Aquel que conozca a algún miembro de la Orden no puede conocer a ningún otro, hasta que no haya llegado a cierto nivel de maestría. Aquí hacemos una pausa para que puedas meditar y considerar si estás listo para tomar un paso irrevocable.

La Lección de Historia

7
Algunos años atrás fueron descubiertos y descifrados varios manuscritos codificados por ciertos estudiantes. Llamaban mucho la atención ya que parecían venir de fuentes rosacruces. Deberá entender que la legitimidad de los documentos no es importante, esta literatura es juzgada por su contenido y no por sus fuentes de origen.
8
Entre los manuscritos estaba la dirección de una persona en Alemania a la cual conocemos como S.D.A. Aquellos que descubrieron los manuscritos le escribieron y de acuerdo a las instrucciones recibidas de S.D.A. fundaron una Orden que trabaja de manera semi-secreta.
9
Después de un tiempo S.D.A. murió y los subsiguientes pedidos de auxilio fueron rechazados por los colegas de S.D.A. Uno de ellos dijo que el proyecto de S.D.A. nunca había sido visto con buenos ojos. Pero como la regla de los adeptos dice que no deben de interferir con el juicio de cualquier otra persona, mucho menos de un adepto como S.D.A., ellos no tomaron ninguna clase de oposición activa. El adepto que les comunicara esto, también les dijo que la Orden ya tenía el suficiente conocimiento como para que sus miembros establecieran un enlace mágico con los adeptos.
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Seguidamente, un miembro llamado S.R.M.D. anunció que había logrado tal enlace y que él, junto con otros dos hermanos, habrían de gobernar la Orden. Nuevos rituales fueron creados y frescos conocimientos, revelados.
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Debemos evitar hablar de la ambivalencia que caracterizara a ese período. Es imposible explicar tales cosas. Sólo diremos que después de la muerte de uno de ellos y la debilidad del otro, el poder total de S.R.M.D. quedaba asegurado. Los rituales ahora eran más elaborados, pero resultaron ser una verborrea sin sentido, los conocimientos resultaron ser inútiles y las pruebas se convirtieron en cortesía, ya que era imposible fallar en ellas. Muchos candidatos no merecedores fueron admitidos por el simple hecho de su prosperidad material. En tanto, la Orden no fue capaz de trasmitir la Iniciación.
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El escándalo surgió y con él muchos conflictos
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En 1900 un hermano de la Orden llamado P. impuso una prueba a S.R.M.D. por un lado y a la Orden, por el otro.
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Así descubrió que S.R.M.D., aunque era un gran erudito y un mago con grandes habilidades, nunca recibió una iniciación completa y, peor aun, había caído de su lugar original al atraer gran cantidad de fuerzas malignas. La pretensión de que la Orden era regida por verdaderos adeptos resulto ser falsa.
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Dentro de la Orden no fue capaz de encontrar a ninguna persona preparada para una verdadera iniciación, salvo dos excepciones seguras y dos excepciones dudosas.
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Entonces, con sutil sabiduría, destruyó a ambos, la Orden y su Jefe.
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Aunque él mismo no era un adepto perfecto, fue guiado por el Espíritu y vivió en el mundo salvaje por seis años, estudiando con la luz de la razón los libros sagrados y los sistemas secretos de iniciación de todos los países y épocas.
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Finalmente, recibió un grado en donde el ser humano se convierte en maestro del conocimiento y la inteligencia, dejando se ser su esclavo. Él percibió los errores de la ciencia, la filosofía y la religión y expuso la naturaleza auto-contradictoria de la facultad del pensamiento.
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Regresó a Inglaterra y colocó todos sus descubrimientos a los pies de un adepto llamado D.D.S., el cual lo recibió fraternalmente y aceptó el grado que con tanto esfuerzo había ganado.
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Reunidos así estos dos adeptos dijeron: ÀNo está acaso escrito que las tribulaciones deben ser reducidas? Por lo que decidieron establecer una nueva Orden que estuviese libre de los errores y los engaños de la primera.
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Pero esto no sería posible sin la debida Autoridad para crearla aunque se encontraran entre adeptos. Resolvieron entonces comenzar a preparar todo, lo grande y lo pequeño, para cuando llegara el día en que finalmente recibieran la Autoridad para comenzar, ya que no sabían donde encontrar adeptos superiores a ellos, aunque sí sabían que el camino adecuado para se contactados por ellos sería equilibrando los símbolos. Antes de que Dios apareciera, debería existir una morada preparada para Él.
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Luego, bajo mandato de D.D.S., P. comienza la preparación por medio de su sabiduría y conocimientos arcanos, escogiendo únicamente los símbolos que son comunes a todos los sistemas y desechando rigurosamente todos los nombres y palabras que impliquen cualquier teoría religiosa o metafísica. Resultó imposible completar de eficientemente la labor, ya que todo lenguaje tiene una historia y el uso (por ejemplo) de la palabra "espíritu" implica Filosofía Escolástica y a las teorías Hinduistas y Taoistas del aliento humano. Por tanto, fue difícil evitar el uso de palabras como: "orden", "círculo", "capítulo", "sociedad", "hermandad" o cualquier otra que se utiliza para designar a un grupo de iniciados.
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Así, deliberadamente se refugió en la imprecisión. No para velar la verdad al Neófito, sino para prevenirlo sobre la valoración todo lo no esencial. Si llegase el candidato a escuchar el nombre de algún Dios, no debe asumir precipitadamente que se refiere a algún Dios conocido, salvo el Dios que sólo por él conocido. O si un ritual hablara en términos (aunque vagos) que parecieran implicar alguna filosofía Egipcia, Taoista, Budista, Musulmana, Hinduista, Persa, Griega, Judaica o Cristiana, que entienda que es un defecto del lenguaje; No la incapacidad literaria o el prejuicio espiritual de P.
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Que tenga especial cuidado si encuentra símbolos sectarios en las enseñanzas de su maestro, y en el razonamiento de lo conocido a lo desconocido que seguramente lo tentará. Trabajamos seriamente, querido hermano, para que de aquí en adelante no te equivoques en esto; porque así es como muchos hombres santos y justos han sido destrozados. Así es como todos los sistemas visibles han perdido lo esencial de su sabiduría. Hemos intentado revelar el Arcano; sólo lo hemos profanado.
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Ahora cuando P. hubo así preparado con severo afán todas las cosas bajo la guía de D.D.S., (así como la mano escribe, mientras el cerebro consciente, si bien ignorante de los movimientos particulares, aplaude o desaprueba la obra terminada) hubo cierto período de reposo, como la tierra queda en barbecho.
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Mientras, estos adeptos se ocuparon intensamente en la realización de la Gran Obra.
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A su debido tiempo, cual árbol maduro que muestra los frutos de estación, todos los sufrimientos terminaron, y los adeptos y sus hermanos obtuvieron la merecida recompensa, siendo admitidos en la Orden Eterna e Invisible que no tiene nombre entre los hombres.
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Entonces todos ellos, con una gran sonrisa, dejaron sus hogares, posesiones, esposas e hijos, para así poder realizar la Gran Obra, porque este es la primera y la última aspiración del alquimista.
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De entre ellos surgió uno llamado V.V.V.V.V., un adepto que fue exaltado al grado de Magister Templi (o eso fue lo que Él reveló a los Adeptus Exemptus) y Su palabra está consagrada en las Sagradas Escrituras.
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Entre ellas están Liber Legis, Liber Cordis Cincti Serpente, Liber Liberi vel Lapidis Lazuli y otras cuya existencia puede algún día serte divulgada. Ten cuidado al momento de interpretarlas en La luz o en la oscuridad, ya que sólo por medio de la L.V.X. podrán ser entendidas.
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Por último Él confirió a D.D.S., a O.M. y a otro, la Autoridad de la Tríada, que a su vez han delegado sobre otros, y éstos sobre otros, para que así el Cuerpo de Iniciados sea perfecto, desde la Corona hasta el Reino y más allá.
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Porque la perfección no esta en el Pináculo, tampoco en su Fundamento, sino en la Armonía de uno con todo.
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